Viaje a las Minas de Hiendelaencina
SALIDA "LA CONSTANTE"
Con una previsión de tiempo soleado, aunque un poco fresquito, comenzamos esta nueva aventura organizada por los Amigos del Scooter, esta vez en tierras altas de Guadalajara, en el Camino del Cid, hacia los pueblos de la arquitectura negra caracterizada por el uso de pizarra, material muy abundante en la zona.
Llegamos al punto habitual de los inicios ruteros y después de los saludos de rigor, revisión con envidio de las dos pedazo de motarros de nueva adquisición, el tuneado y cromado de la moto de Ignacio (La ha dejado preciosa), y los diez minutos de cortesía, salimos el primer bloque por la M-30 Norte, Nacional II, y hacemos la primera parada pronto, en la gasolinera de la factoría MAHON (cerveza que hace las delicias de todo motero que se precie), donde las Megas volvemos a repostar, ya que en las tierra que tenemos previsto pasar, hay pocas estaciones de servicio.
Continuamos ruta hasta Guadalajara, donde a pesar de un fallo de ubicación de cuál era la gasolinera de contacto, y eso que hasta se puso una foto del lugar con una impresionante escultura del ciclista, nos reuníamos con los que quedaban y salimos por la CM-101, carretera con un perfecto asfalto y paisajes típicos de la zona. Dejamos esa ruta y nos desviamos por la CM-1001, donde disfrutamos del recorrido bordeando el pantano de Alcorlo, presa construida en 1978 embalsando agua del rio Bornova, y a causa de ello quedo sumergido el pueblo de Alcorlo.
Continuamos por la misma carretera hasta el pueblo de Hiendelaencina, primera parada de nuestra ruta, donde después de la parada de rigor en la plaza del pueblo, degustación de un suculento tentempié, con mancha de salsa brava en la camisa incluida, caldito que nos calentó el cuerpo (En la ruta, hubo momentos de verdadero frio) nos dirigimos hacia una mina abandonada, donde nos esperaba el señor Alfonso, maestro de escuela jubilado del pueblo, que durante más de una hora nos sorprendió con unos conocimientos sobre las minas de plata que nos dejo con la boca abierta.
Después de las gamberradas de turno (Nos metimos en la caja de bajada a las minas, llenamos los bolsillos de piedras que creíamos de plata, nos quedamos con muestras tubulares de todos los tamaños), nos despedimos del Señor Alfonso, nos hacemos la foto de rigor en el monumento a los mineros, y subimos a nuestras motos para dirigirnos hacia el segundo y no menos importante lugar de destino, el pueblo de Abarcon, donde nos esperaba un estupendo menú.
Salimos de Hiendelahencina por la GU-137, hasta el desvío por la GU-137, donde circulamos por una maravillosa carretera perfectamente asfaltada, de impresionantes y cerradas curvas que hicieron las delicias de los conductores de las motarros nuevas y viejas. Esta carretera merece la pena hacerla de ida y vuelta.
Llegamos a Abarcon, pueblo de 188 habitantes, donde tomamos posesión de una carpa exterior en el restaurante El balcón de Abarcon, y nos metimos al cuerpo una judías espesitas con oreja (algunos se comieron dos platos), sopa castellana y unas bandejas de Somarro, que como venían solos, pedimos con insistencia unas buenas raciones de patatas, que nos sirvieron con una amabilidad y rapidez dignas de mención.
Finalizamos con un postre y unos chupitos (Sin alcohol, por supuesto), una pequeña sobremesa con risas, foto de grupo, y tomamos el camino de vuelta, con un sol de frente que nos fastidio un poco las largas y veloces curvas que había hasta la llegada a Guadalajara, donde cada machuelo se dirigió a su olivo después de disfrutar de un gran día de moto, amigos, risas y anécdotas.
Esta ha sido nuestra tercera salido con este grupo de amigos (Ya los considero así), no tenemos ninguna duda que no será la última, su organización, amabilidad, simpatía y saber estar, hacen que los paseos en moto se complementen con un gran día de amistad.
Estaremos atentos a su próximo Escape. Muchas gracias por vuestro esfuerzo.
Madrid., 20 de Febrero de 2012.
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